NACE LA ACADEMIA DEL GAZPACHO ANDALUZ CON EL RETO DE PROMOCIONAR ESTA ELABORACIÓN DESDE TODOS LOS ÁNGULOS
La Academia del Gazpacho Andaluz (AGA) nace con dos gaditanos en su directiva, Charo Barrios y Pepe Oneto. Su objetivo es difundir la excelencia de esta elaboración andaluza, algo que va desde la implicación de los productores de los ingredientes a la difusión entre los escolares o a la intervención de nutricionistas.La entidad ha nacido en el céntrico restaurante Casa Robles de Sevilla, donde tiene su sede. Sus creadores y ahora miembros de la Junta Directiva está formada por siete personas relacionadas con la gastronomía, la salud y la comunicación culinaria: Juan Robles (presidente y conocido hostelero sevillano), Juan Infante (secretario, gastrónomo y docente en la enseñanza pública), Enrique Sánchez (vicepresidente 1º, cocinero mediático y empresario de hostelería), Pepe Oneto (vicepresidente 2º, cocinero y comunicador gastronómico), Jesús López (tesorero y profesor universitario de Ciencias de la Salud), Odile Fernández (vocal, popular escritora gastronómica), Brígida Jiménez (vocal, doctora en farmacia y autoridad científica en aceite) y Charo Barrios (vocal, bloguera y activista culinaria).La nueva asociación gastronómica nace con una clara vocación de defensa de esta tradicional sopa fría, referente de la cocina andaluza y emblema de la alimentación mediterránea. “La Academia del Gazpacho Andaluz tendrá como fin principal fomentar el conocimiento, valoración y consumo del Gazpacho Andaluz, y de sus ingredientes, así como divulgar las tradiciones gastronómicas de Andalucía, especialmente la alimentación mediterránea, a través de la promoción y la investigación”, explican.“Al igual que el salmorejo ha conseguido hacerse un hueco, el gazpacho debe estar en los restaurantes y que la gente sepa de su importancia y de sus orígenes”, explica Charo Barrios.La académica indica que, aunque se buceará en la historia y los orígenes de esta sopa fría, lo que se quiere promocionar es la receta tradicional andaluza, la que lleva como ingredientes tomate, pan, pimiento, ajo, sal, agua, vinagre, aceite. Ni las recetas antiguas (hay referencias de este tipo de sopas frías desde hace siglos), ni las versiones más modernas que utilizan todo tipo de frutas y verduras.La Academia tiene muy claro que el gazpacho es un “producto de muchos productos”, es decir, de la importancia de los ingredientes que integran la receta. Por eso se quiere buscar la implicación, en las ocho provincias, de los productores. Y es que en todas ellas hay un aceite famoso o un aceite destacado, por ejemplo. Se buscará así la excelencia en el gazpacho a través de la excelencia de los productos que lo integran. “Todos ellos son alimentos de nuestra tierra, que al ser consumidos en crudo y sin procesar, mantienen intactos todos sus beneficios y propiedades saludables”, indican desde la entidad.Además de a los productores, la organización dará cabida a nutricionistas, hosteleros y gente del mundo de la comunicación y la gastronomía en general. Además, habrá embajadores del gazpacho en las provincias.Esta será la estructura que compondrá la nueva Academia, que se plantea como reto que la gente no sólo conozca y aprecie el gazpacho como un producto típicamente andaluz, sino que lo consuma y lo elabore. Barrios indica que, pese a lo que pueda parecer, hay cierto desconocimiento sobre la elaboración en casa de esta sopa fría, que es prácticamente lo único que puede explicar que la gente la compre envasada. Hacer un gazpacho es fácil, barato y cuestión de diez minutos. Además, se puede conservar varios días, en el frigorífico y pasándolo a recipientes menores a medida que se va consumiendo, para que esté en contacto con la menor cantidad de aire posible. Por este motivo, divulgar las recetas y la forma de conservación en los colegios y en la calle, por ejemplo, son otras de las propuestas de la Academia.Y hay un factor más en la recién creada entidad: al ser un producto común a todas las provincias andaluzas, quieren hacer un poco de patria en torno al gazpacho: una reivindicación de su carácter andaluz y una forma de unir al territorio en torno a una receta.